Dulce miel de primavera
que se coló bajo mi piel
con un rayo de sol.
Qué halló en mi ser,
tan negro,
que se volvió hiel en mi boca.
Qué amargura me invade
que me negó ser abrigo
y pudrió mis semillas.
La timidez del otoño
me trae la caricia del sueño primero
y un sabor a yerbabuena
me brota del alma.
Anna Benítez del Canto
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