Llegó septiembre,
rebuscando entre la ropa una chaqueta.
La llamada normalidad
regresa sedienta de prisa.
Salir del abandono
se hace difícil,
cuando el calendario
no marca días en rojo.
Quizá el letargo
se acomode por un plazo
mayor al esperado.
Solo bruma flota en los días
y tristeza.
No se escucha el canto del cuco
y ni siquiera me había dado cuenta
hasta esta mañana.
Silencio.
No encuentro mi voz,
debió quedarse en el teléfono
hace unas noches,
como lo hizo la esperanza.
Soledad.
Con frío,
tristeza y silencio.
Sin luz,
ni voz, ni esperanza.
¿Dónde estoy?
Anna
Benítez del Canto
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