Hoy me enredo en las palabras
por no enredarme en su cuello,
pa que la pena no pueda
zapatear mi silencio.
Arrogante como el sol
que gobierna nuestro tiempo
es este loco sentir
que me condena a soñar
con lo que no he de vivir.
En noches de plenilunio
conjuros le hago a la luna
pa que me arranque del alma
la flecha que me tortura.
Reflejándose en el agua
me sonríe con dulzura,
y comprendo que el querer,
sólo con amor se cura.
Anna Benítez del Canto
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