Y si llega el amor, después que muera,
nada habrá de resarcir estos labios
quebrados de delirios.
Y esta amarga luz que muere en mi mirada,
salará las mejillas
aún encarnadas.
Esas canas que gritan desde el espejo
que ya se pasó el tiempo de empezar a vivir,
que la vida cruzó el meridiano
y los sueños incumplidos
perdieron la apuesta.
Si llegases amor,
después de que me cubran
con plumas empapadas de tristeza,
destápame la cara
y duérmete en mis ojos,
para saber que no me marcho
sin un instante de ti.
Anna Benítez del Canto
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