Conocer
a las personas en el lugar equivocado
crea
expectativas que nunca se cumplen.
*
Allí
estabas tú
con
el mar invasor asomado a tus ojos
implorando
mi ser.
No
supe interpretar que fueses tan visible.
Tarde
me percaté de que desencajabas;
un
rayo de sol en la noche.
Suavemente
me vestiste de luz y me hallé en el día.
Ahí
no era yo, ni estaba yo.
Ahí
eras tú y estabas tú.
Sin
espacio a un nosotros.
Y
renuncié a no poder volver a ser feliz.
©
Anna Benítez del Canto
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