Vuelvo a
estar en el punto de partida
en este
angosto camino del destino.
Sin
piedras en las botas ni tormentas en la mochila.
Con el
alma fresca, oliendo a primavera
van
brotando melodías en los ojos
y enredo
notas en las caderas con las ajenas manos que me envuelven.
No soy
ayer ni mañana, ni siquiera hoy me corresponde.
Soy
instante detenido, migración ingrávida del aliento,
tatuaje de
sueños en un beso.
Y sin
embargo cada instante me pertenece.
© Anna Benítez del Canto
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