Chicharras
y grillos cantan al compás
como si
noche y día no existieran.
Orgía de
oscuridad y luz;
plata y
oro bailan la polka sin costumbre ni destreza.
La vida,
confundida, camina de puntillas
con su
vestido blanco que flota entre sonrisas.
Juguetean
olas en copas de árbol
y el color
de las flores hace más azul el mar.
Y me
siento pincel esperando pigmento
para
mezclarme en el lienzo.
© Anna Benítez del Canto
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