Con besos de
Nenuco y tímidas caricias
borraste la
memoria más amarga.
Susurros deliciosos posabas en mi piel
y en mágica fusión
se
abrieron mis sentidos.
Deshojaste
mis miedos con tu ternura
y me amarré a tu alma
y a tu cuerpo
sintiéndome mujer, por vez primera
abandonada en tu playa de amor
complacido.
Anna Benítez del Canto
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