Me gusta la claridad del cielo
después de una fuerte tormenta,
está
impecable.
La tierra húmeda
huele como toda la vida
y me alegra
que haya cosas que no cambien.
Las hojas de las plantas
lucen como si fuesen nuevas.
Cambiaron su verde de verano
por un brillante tono
refrescante
y aromático.
El fuerte viento,
se soltó de la mano de la lluvia,
para quedarse a sacudirlo todo,
con su azote cruel.
Arranca hojas
y delicadas flores
que vuelan en torbellino,
convirtiendo el jardín
en un
grotesco tío vivo de destrucción.
Se ahogan
en lluvia de lágrimas rotas.
Tallos y ramas
luchan por sobrevivir,
bailando
al compás de su silbido.
retorcido y frondoso,
aferrado al suelo con la fuerza de un coloso,
no se
deja intimidar.
Sabe,
que algunas cosas,
no pueden ser pasto de la furia.
Anna
Benítez del Canto
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