Estos viejos zapatos
con los
que caminé tanto tiempo,
no
soportan un paso más.
Perdí la
cuenta
de las
medias suelas
y
tapillas
que en
estos años
paliaron
el peso que soportan.
La piel
se fue
desgastando
y se me
salen al andar.
Los pies
ya no van ligeros,
pues
tienen que sujetarlos
para que
no se queden atrás.
buscando
la mullida hierba
que los
acoja,
poniendo
el pie de lado
para no
agrandar los agujeros,
que
invitan
al polvo
y al agua
a retozar
con mis pies.
Mirándolos,
me doy
cuenta
de todas
las piedras
que hay
en el camino.
Me
lastimaron de nuevos,
cuando
apretaban mis carnes
orgullosos
de su rigidez.
Ahora
con más
llagas que entonces
por los
roces de irse desprendiendo,
por el
abrupto suelo que se cuela
con el
cansancio del centinela,
mis pies
están tan
maltrechos como ellos.
ruedan
por mi mejilla
mientras
el remendón me dice
que no
tienen compostura.
A tus pies, siempre camino de hierba
ResponderEliminarUn besito Anna
Pd: Un placer tu espacio
La dureza del camino andado y vivido. Ojala el que queda sea mas dulce que el ya recorrido.
ResponderEliminarUn abrazo.
No te preocupes querida Anna, en ZeroArt hacemos una recolecta para unos nuevo brillantes y blancos a juego con tu alma.
ResponderEliminarUn beso, amiga mía por tu singular poema.
....................................Carlos
Mil gracias Carlos, quizás acepte, jajaja.
ResponderEliminarUn beso