Al atardecer,
me siento
frente a la ventana y saboreo
la composición de colores cambiantes, cada
vez más tenue.
Contemplo,
cómo el rey decadente, desciende
hasta esconderse tras la montaña
en un ritual
de sombras.
Unos ojos de
mar me miran desde el cielo
y mi piel se funde
entre caricias viejas.
Cada día, la función dura menos
el ocaso
tiene prisa
por robarme
mis sueños.
Anna Benítez del Canto
Que poema más bonito Anna, te imagino al caer la tarde mirándo es cielo rasgado por los puñales del sol rompiendo las nubes :)
ResponderEliminarUn beso amiga, se te echa de menos.
Muchas gracias mi buena amiga, tengo esas preciosas puestas de sol que me gusta contemplar mientras sueño despierta. También yo os echo mucho de menos. El tiempo pasa deprisa y muy pronto estaré metida en los saraos, jajaja. Un abrazo grande.
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