Ha muerto en
mi boca el último beso,
temblando como hoja
que espera
precipitarse contra el suelo.
No regresará
la mariposa
que
revoloteaba en mi estómago.
Reposa mi mirada
en el horizonte,
mientras se cruzan
en mi camino
rostros sin
labios, miradas sin brillo.
Coraza de
acíbar viste mi cuerpo,
recosido de
caricias viejas.
Otra era
despierta en mí,
más no me
aferraré a esta nueva vida.
Anna Benítez
del Canto
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