Estás
pintado en mis párpados,
con
pincel de añoranza y óleo de ternura,
rozando
mis pupilas, temblorosas de emoción.
Te veo, en
una noche dulce
de
imantadas miradas transparentes
y
hambrientas de tiempo.
No me
llega tu aliento y tu voz,
como
salida de un susurro de viento,
repite palabras
dichas a bocajarro,
que no
cabían en el pecho.
¿Estás
ahí, mi amor?
Pesan
tanto mis párpados cargados de lluvia
y estás
tan quieto,
que acaso
estoy
perdiendo la cabeza
y espero
lo que no
fue más que un sueño.
Tal vez, nunca
existió
más allá de
la frontera de mis ojos.
Anna
Benítez del Canto
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