Deja que te cuente...

Entre el alma y la palabra, el silencio se hace verso.

miércoles, 27 de agosto de 2014

Confieso que la vida
de vez en cuando me desnuda
y acaricia mis alas doloridas.

Ronroneo en la falda de los sueños
y canturreo lo que mi alma cela.
Asomada entre la hiedra robo besos de algodón.

No quiero mirarme en el río porque no permanece
y grita en su partida
que no soy más que una imagen que tiembla en su cauce.

Se alejó el instante eterno
y los valles ensombrecen
entre ramas valientes que ocultan su tesoro.

Me cubro con el pelo
para encerrar el frío que me aturde
y que no alcance la piel del sol.

Regreso a mi ropaje
y encarcelo en cascabeles  
la tristeza que me habita.



© Anna Benítez del Canto

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