Deja que te cuente...

Entre el alma y la palabra, el silencio se hace verso.

jueves, 14 de febrero de 2013







Arreciaba el frío aquella noche
                                  fuera y dentro de mí.
          Latidos débiles musitaba la vida
a cambio de una sonrisa de algodón.

                       Entonces llegaste tú,
con el mar de tus ojos clavado en mis adentros,
                y el deseo en los labios de bailar en mi boca.

Y mi vida volvió a brillar de nuevo.
                      Me aferré al cobijo de tu pecho
      y el dolor se diluyó en abrazos.

                             Amor
                   impregnado eternamente en mi esencia.


                   Anna Benítez del Canto

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